Costó una vida. Costó una historia de crecimiento sostenido en las últimas dos décadas. Pero Paraguay puede sonreír: por primera vez está entre los ocho mejores del mundo. Lo mejor es que está bien acompañado por tres vecinos: Uruguay, Brasil y Argentina.
Le pesó el partido a Gerardo Martino. Se notó en sus lágrimas con la hazaña construida. El DT soltó en la cancha un equipo mucho más cuidado. Estudioso, sabía que Japón golpea rápido e inesperadamente. No quiso quedar mal parado y le faltó gancho para preocupar del otro lado.
Santa Cruz le ofreció toda la experiencia pero ninguna solución de ataque. Quedó en manos de la soledad creativa de Barrios. Con el paso de los minutos, con el alargue como una opción posible pero no buscada, dio entrada a Barreto y Haedo.
Del otro lado, Japón jugó muy parecido, ocupando a físico la cancha y depositando esperanzas en sus propias figuras. Endo no rindió a su altura y Honda estuvo en su laguna, pero con sus escasas apariciones estuvo a metros de definir el partido.
El justo 0-0 entre dos equipos demasiado parejos debió resolverse en los penales. La famosa suerte estuvo del lado paraguayo. Para alegría de ellos...y nuestra también.
Paraguay: Justo Villar; Denis Caniza, Paulo Da Silva, Antolín Alcaraz, Claudio Morel; Enrique Vera, Cristian Riveros, Néstor Ortigoza (75' Edgard Barreto), Edgar Benítez (60' N. Haedo Valdez); Roque Santa Cruz (94' Oscar Cardozo), Lucas Barrios
0 comentarios:
Publicar un comentario